martes, 22 de mayo de 2012

48

Le dice el médico
que está podrido el corazón,
que el cieno ha inundado los ventrículos
como una gangrena negra y pétrea
llamada amor.
Ella se ha rendido,
Cenicienta sin cuento y sin ratones,
sin príncipe que la salve a medianoche,
se mira las uñas mal pintadas,
plasma un beso rojo en una servilleta
y llora sola en su camastro.
Se pregunta a qué tanto dolor
de carne enmohecida,
y pobre, le dice el médico
que es hora de olvidarse,
y yo le digo qué le dice el corazón,
y responde, desolada,
esto, esto no es un corazón.

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