lunes, 30 de abril de 2012

31


La diferencia entre tragar saliva y romper algo,
las mañanas de cruasanes y tostadas o paracetamol y agua,
la diferencia entre morderse las uñas y lamerse los dedos,
entre perder el tiempo y perderse en el Tiempo.
A estas alturas poco importa qué dirán sus padres,
pues los padres son ahora sombras de lo que fueron un día.
Sólo importan la carne y los besos, la piel tatuada,
las escapadas a media mañana a un lugar oculto
al mundo.
Nadie entendería nada de lo que hacen con sus cuerpos,
lo que hacen con sus pechos, cómo se devoran
en una espiral desangelada de sexo adolido,
de amor adolescente
que nunca arderá con tanta fuerza como ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario