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Prométeme que no te reirás
de mis muslos, de mis caderas,
de mi pecho de leche y rosas.
Que me coronarás profetisa
de la noche con la luna por diadema.
Me he vestido de gasa y vaho,
de fuego y miedo.
Tómame entre noches
de dedos interminables,
de soliloquios susurrados,
de ganas gemidas,
de pantallas donde reflejas
tus ganas de mí.