martes, 17 de abril de 2012

26

No supimos ver debajo de la superficie
al monstruo que lo dictaba todo,
al monstruo que lo cambiaba todo,
que todo lo envenenaba.
No dejábamos de preocuparnos
y todo era inútil, inerte, yermo.
Cuando descubrimos la verdad,
era demasiado tarde.
Nuestros versos no podían salvar el mundo.

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