Aprender al sexo antes de los doce años,
discernir: esto está bien, esto está mal.
Asumir el plástico como toda piel,
reescribir tu cuerpo con saliva.
Vas a tener que rezar más de diez salmos
para librarte del infierno del perdido.
Pero dime, a tu edad tan tierna,
dime, dime que valió la pena.
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