sábado, 29 de diciembre de 2012

84

Éste es tu vértigo,
emblema triste de Españas rotas,
Bernardas Albas que no amanecen
sin llevarse un hueso al festín.
Ésta tu fe,
montaña extraña, incierta de Dios,
sedienta de Cristos de haya,
de rezos de noche.
Ésta es la sangre,
tú, país gris, calado hiriente,
fenómeno déspota,
inculto ardor de gitanos pobres.
Dame un mendrugo, Padre,
dame un soplo de vida
en la casa, que la cal arde como sosa cáustica,
que tenemos hambre, Dios,
tenemos hambre, sí,
y no nos queda fe.
Pero nos quedan sogas
y techos de olivo.
Amén.
Amé.

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