sábado, 8 de diciembre de 2012

77


Los espejos son milagros. Ya no
quedan más eurekas en la nieve.
Resumo el colador de las derrotas
en el cuaderno sucio de los zares fugitivos.
Sólo quedan rostros desolados en el agua
y en el agua tu reflejo como un rostro desolado
tan pronto.
Restan mil derrotas y mil días
donde el polvo se acumula en la helada,
la sonrisa, la mirada, el gesto
de sorpresa, la memoria.
Evoco ese momento, esa falacia, el cruel fotograma
en que no eres.
Deshabito el proyector, bramo aleluyas,
desinvierto en fastuosas saudades,
elucubro un adiós y me hago espejo
(en que contener tu rastro desolado)

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