jueves, 29 de noviembre de 2012

72

Ella no sabe
vivir sin aire, helarme la sonrisa en la cara.
No sabe siquiera
que da igual sus secretos de alcoba,
su ingenio entre fogones,
el hecho de que los pájaros almuercen de su mano.
Ella no sabe que
Dios se escuda cada día en mí siempre que me mira
parapetada en mis sábanas.
Ella no sabe que joderle la vida
valió la pena.

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