viernes, 9 de noviembre de 2012

68

No llegarán
sus cantos a Pompeya,
no sus piernas al camino en la montaña,
serán desescamadas por un sol de tres pares de narices,
morirán sirenas esta noche.
Contempla, Neptuno, qué fue de aquella adolescencia
de temas pop y fines de semana,
de cadillacs robados por la noche,
de besos entregados a horcajadas,
de níveas vírgenes que muerden el cipote
del nuevo harlequín con gabardina,
su cuerpo por mis ojos,
su cola mi derrota.
Oh Zeus, quítame estas piernas
y hazme marino.
Oh Era, quítame este miedo
y hazme tan nocturno.

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