jueves, 8 de noviembre de 2012

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Freud ya no se lee como antes en las consultas del dentista
para dejar de pensar en el mal que se avecina
y a rozarle la rodilla a la hija adolescente del vecino
y todos a dibujar grabados que desgravan en desasosiego,
Y ya la psicología es cosa de animales
y ya yo sólo quiero estremecerte la epiglotis
antes de descubrir el secreto, el afilado aguijón de tu entresexo.
Las mujeres han dejado de pasar la aspiradora
en la planta cero de sus cuerpos.
¿Cuánto cobras la hora de mentiras bienaventuradas y maltrechas?
Me aventuro al borde del acantilado del libro de estilo
sin esperanza sin estilo sin estesia
despegar la plastilina que trata de ocultar tu lema.

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