No habrá piedad.
Ni resto del desgarro interno, del aleteo en la tripa,
la deshonra a deshoras.
No habrá tiempo muerto.
Un alfiler y un hacha son lo mismo
a esta distancia.
Una declaración, un desierto,
una aurora boreal desmemoriada.
Los diarios son los libros de Historia de los muertos.
Volverás a suspender esta reválida.
Y morirás solo, gris, devorado por
las fauces del pasado.
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