domingo, 22 de diciembre de 2013

2.7

El Lago Ness no arroja más misterios desde el fin de siglo diecisiete. Ya no quedan
ganas de levantar la cabeza ante la naturaleza de un Dios azul. La ira existe
antes que el recuerdo. Decido arrancar una a una las pestañas
de mi ojo izquierdo con una pinza de los Magos de Waverly Place. Distingo
entre los coches que se detienen a la puerta del colegio, coches con tubo de escape
de aluminio y coches que no son amarillos. El desorden: me pide que vuelva a
recoger la habitación, a deshacer la cama, a entrenar lunes, miércoles y jueves.
A comenzar la fiesta el sábado al desayuno melancólico con cruasanes de
pastelería de hojadre y mantequilla y a terminarla al borde de la nave del misterio.
Llego otro día, otra semana, otro año a la lección de geobotánica: Oceanía_Cordillera
Alpina_Machu Picchu. Es imposible determinarse en estado de extorsión sentimental
con el estómago lleno. Es imposible repasar los misterios de la Virgen sin creer en
tus falanges. Es posible a veces -sólo a veces- desglosar uña a uña sobre una
hoja de castaño. Fumar como un castrati. Game over. Game over. Game over.
Try again? Dije Sí, quiero aspirar el mal olor de tus sábanas a humedad contenida y
Sí, quiero aprovechar el yogur caducado en tu nevera para una nueva especie de bizcocho.
Tocata y fuga. Tocaste y tuviste suficiente. Tocaste agua. Retrotraes esta indecencia
adolescente a tu medio siglo de vida. Dije Total, un cigarrito más qué mal me va a
hacer. Total, un porrito. Total, una angina de pecho. Facilitaste su número al conductor
de la ambulancia y al conserje del hospital. Total, el teléfono lleva mudo más de diez años.
No todas las noches llueve ácido rosa en la ciudad de los neones resplandecientes,
ya las niñas recogen sus calcetines con la premura del que llega tarde a una cita pretérita.
Galdós es el nombre que más se repite en las lápidas de esta ciudad de neones volátiles,
todos los pensionistas y parados se reúnen a salpicar con sus botas de poliespán los autobuses
del ente público. Cada charco esconde un misterio, cada charco destila tres secretos a voces.
Un niño vino a saltar a tu puerta. Antes de mañana descubrirás la pintada de colores:
los sentimientos son exiguos para
la fiera dentro.

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