Caramelízame la lengua,
trocéame la espalda a dentelladas,
ábrete de piernas a la juliana.
Escaldemos esta noche,
somos el ingrediente X
de la receta Y.
Y el fogón en nuestro cuarto
puede cocernos
al punto justo.
Justo ahí, ahí,
más saliva, más pimienta,
más sangre, más semen,
más recodos donde hervir
hasta quedarnos dormidos a piel.
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