jueves, 10 de enero de 2013

87

La función interminable de las matemáticas en época de recesión.
Ya no hay veneno que apurar entre los dedos,
las lenguas han sesgado más veranos de los que prometió tu madre,
ya el alcohol no quema en la garganta.
La estulticia de sus manos contra el frío de mi espalda, la firmeza con que reinventan la curva, la elipsis que vadea mis glúteos,
el sudor como una lengua de inventarios de recuerdos a olvidar,
lo romántico del rock de los ochenta y el pelo decolorado,
de mi vello y de tu vello, la belleza de ambos cuerpos al compás
de los hielos del vermú contra el cristal.
El conocimiento del medio siempre obvió lo que ocultamos más allá de las células.

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