jueves, 11 de octubre de 2012

64


Y es que donde empieza el cielo,
donde no se puede llegar más alto,
ahí, donde no alcanzan ni los pegasos,
ahí acaban tus sueños.
Para ti, que has vivido siempre en la ruleta
del destino
     sino
     cadencia,
el carrusel de la vida te supo a poco,
Y te lanzaste desde tan alto como tus sueños,
y estoy convencido,
sé,
que ese segundo de certidumbre,
antes de tus pupilas contra el suelo,
del derrumbe de NUESTRO mundo,

que tus alas rozaron el cielo.
Tarde.
Demasiado tarde.
Demasiado noche.
Sshhh...

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