sábado, 29 de diciembre de 2018

2.53

La hendidura de la noche al volver a Lisboa,
una capa más en esta guerra de años,
¿por qué?, preguntas otra vez; te tocas el pecho
y duelen las ventosas bajo el cardio.
Ya no hay solución; sólo preguntas
a la inútil búsqueda de excusas a esta vida,
no son sólo ya veinticinco años,
es la madurez que acecha como un blues viejo.
Es el tiempo adulto, el contrato de trabajo,
es la enfermedad otra derrota,
es lorazepam robado a cal y arena
para sugerir un sueño a la canción,
canción de cuna para niños muertos,
otra tesis más sobre desdicha,
un caparazón de miedo miedo.
Ha caído la noche como siempre, es tarde
para lamentarse, lo has perdido todo a esta apuesta.
Sólo quedan malvas, añiles, azulmarinos,
todos los colores que los hombres temen.

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