lunes, 18 de noviembre de 2013

2.2

Dorothy no ha vuelto a casa.
Se sentó a echar la siesta bajo un árbol y la pilló el temporal.
Dice que tiene miedo.
¿Que tienes miedo?, le he dicho,
déjame que te hable del miedo. Le he hablado de Marco,
de las despedidas, de dejar tu casa antes de tiempo,
le he hablado de sobrevivir con quinientos euros
en un mundo sin magia. Le he hablado del sexo con extra-
ños
Le he hablado del miedo a crecer a destiempo, a no
crecer lo suficiente, a no aprender.
Le he hablado del miedo a la hoja en blanco,
del miedo a los libros. A no saber
escribir libros, a no saber hacer nada en realidad,
a no saber no saber no saber
no sé. Dorothy no tiene corazón, como los hombres
que entran, que salen, que siguen con sus vidas y no
tú no
sigues, no entras, no sales, tú estás
atrapado justo en el centro del tornado.

2.1

La marea
esa corriente que antes de llegar al mar pasa por tus facciones
que barre tus gafas y tu pelo, que vadea tu inmediata ausencia
y te deglute.
Los kilómetros de toneladas de hectáreas de infinitos universos de sal
que caben en las llagas
y no atardece en esta playa de marejada con poniente de cangrejos queimacasas
los cuerpos que baten las olas, las gaviotas que se aferran a los globos oculares
otra infinita ausencia, otro barco llamado Olvido, pero me acuerdo
de la arena donde no existe esta sombra y de los únicos seres
lo suficientemente grandes para soportar tanta derrota. Respiración:
falacia de Neptuno. Tanto azul, tanta desgana
tantos corazones destrozados en la orilla. Aprendí
que puede llevar dos vidas aprender a caminar sobre alfileres. Regurgitar
esta marea de chapapote en la garganta. Supongo que
siempre serás el ancla que me impide naufragar,
soy una boya comida por las algas.