miércoles, 4 de julio de 2012

59. Canción de la estrella de mar

A Federico, siempre

Nos recibimos en brazos, en labios,
no desistimos de caer sobre el otro,
no dejamos de creer en nuestro mundo alcoba
porque es fácil juzgar desde la barrera
pero es difícil jugar a los desentendidos.
Jugarnos el amor cada día más duro,
cerrarnos a encontrar respuestas en el tiempo,
decepción de inocular el alma de deseo.
Cuando se ha querido tanto
no es lícito abrir la boca si no es
para entregarte un beso.

martes, 3 de julio de 2012

58

Lo cotidiano:
lo de no fregar los platos los domingos,
lo de no llegar de vicio hasta el pasillo
era esto.
Desmembrarnos contra el horno a bocados,
deshacernos en ceniza sobre el fuego,
relamernos con la salsa de guindilla,
restregar los estropajos sin piedad,
convertirnos en menú para otras treinta y cinco noches.

lunes, 2 de julio de 2012

57

A G.
Sólo cuando llega a la meta,
cuando da la sensación del mundo perdido,
cuando descalzos arrastramos los pies polvorientos,
sólo cuando llega a meta
cree en Dios.
Reconoce el sonido de otros pasos,
a hurtadillas por la noche
(mamá no me enseñó a andar descalzo)
busca una huida nocturna y desquiciada.
En la cama sobra el calzado,
sobre el césped, piel y hierba,
las chanclas son un invento del demonio:
no tuvimos nunca dinero para un par nuevo de zapatos,
nadie nos dijo que, descalzos, Dios nos privaría de tanta vida.
Aunque lleguemos sin piel, sólo hueso y sangre,
aunque sean muñones nuestras piernas,
hallaremos el camino al infierno.